El presidente canario podrá exprimir hasta el límite mismo del Estatuto de los Trabajadores a los negros que le escriben los artículos, pero ya no le cree casi nadie. No puede estarse pidiendo con una mano moderación, consenso y cordura, y con la otra apoyar a José Manuel Soria y a los salteadores de caminos en los dos acuerdos parlamentarios del viernes. Porque los dos únicos miembros del Gobierno que estuvieron en el vergonzoso pleno fueron él y Marisa Zamora, y ambos apoyaron las propuestas de las camas y de las conclusiones eólicas. Lo primero lo entendemos en Adán, y más lo entenderemos cuando se desclasifiquen las conversaciones suyas con Santana Cazorla, pero lo segundo es que no hay por dónde cogerlo. Por no ir a respaldar con su presencia lo dicho en la comisión eólica, no apareció por allí ni Marisa Tejedor, la responsable de Industria que investigó las trapisondas y no encontró nada. Otra que está bonita.