Las pintadas de Chano Viera por todo Pájara consisten en relatos breves sobre la situación de su empresa: que si 4,5 millones de euros en deuda permitida; que si 1,2 en subvenciones pignoradas y no pagadas en su totalidad por falta de documentación y deudas a la Seguridad Social; que si 2,4 millones en locales que no hay quien compre o alquile... Y unas cuantas preguntas lanzadas al aire caldeado del sur de Fuerteventura: “¿Se habrá desviado el dinero a otra obra?”; “Don Blas, ¿qué daño le he hecho?”; “¿Hay algo más?” Da la impresión de que el autor de tan enigmáticas preguntas conoce sus respuestas, y no sólo ante esos interrogantes sino ante otros muchos que manejan con picardía y cierto grado de conocimiento los más informados habitantes de la Maxorata. Porque no hay que olvidar que durante mucho tiempo Chano Viera fue el constructor de cabecera de Blas Acosta, especialmente en aquellos momentos florecientes del urbanismo, del que Pájara no ha sido precisamente un mundo Disney.