Mientras el diputado Víctor Moreno ejercía de patética marioneta (don Pepito pedirá para él una rotonda en Ofra) otra parlamentaria del PP se convertía en protagonista sin salir a la tribuna. La actitud que mantenía desde su escaño la ex consejera de Sanidad Mercedes Roldós fue en ocasiones tan irrespetuosa y fuera de tono que provocó que el siempre pacífico Antonio Castro la tuviera que llamar al orden en dos ocasiones. Y a punto de la tercera, que según el reglamento conlleva expulsión del salón de sesiones. Una actitud que se comparece muy poco con la ley y orden de su partido y que más se acerca a ese perroflautismo que tanto sirve al PP para meterse con los que escrachean o se quejan de los recortes de Mariano Rajoy. No conocemos con precisión si a la señora Roldós le molestó más el repaso que le propinó la también ex consejera sanitaria y también médico Mari Mar Julios o el dato doloroso de que la Audiencia de Cuentas le haya detectado sólo en 2009 más de 202 millones de euros en contratos menores, de los que se dan sin muchos requerimientos, a razón de 18.000 euros la unidad. Ya son contratos, ¿verdad? Algunos se los llevó por la remanguillé aquel famoso abogado, de nombre Javier Artiles, que asesoraba a Sanidad mientras tenía empleada en su bufete a la mujer del director del Servicio Canario de la Salud y le daban con la otra mano un concurso de hemodiálisis. Tiene motivos para ser un manojo de nervios la ex consejera Roldós.