Pero si Promotur decide finalmente suspender la campaña de Los tres estadios de la felicidad, que incluirían, después del Emirates, los del Santiago Bernabéu de Madrid y el Allianz Arena de Munich, no es por los pobrísimos resultados cosechados en Londres a principios de noviembre. Ni por el escándalo desatado en Canarias al conocerse por este periódico que se habían estallado una pasta en el palco a base de caviar, almejas y champán; ni por la famosa cena en el Cipriani, pagada por la consejera a la espera de que pase el ruido; ni por la exigua aparición de profesionales en la work-shop montada en el estadio del Arsenal. La verdadera razón por la que Promotur se plantea retirar esa iniciativa hay que buscarla en las irregularidades administrativas cometidas en la convocatoria del concurso y en la adjudicación, firmada por la viceconsejera, Mari Carmen Hernández Bento. Seguramente alguien superior a Rita cursó las órdenes oportunas para que se concediera el contrato a M6 y nadie se cuidó en vestir adecuadamente el machango para evitar que los del periódico digital ese que persigue al líder se enterara.