Ya que nuestro admirado y dicharachero editorialista independentista está últimamente muy entregado al mundo del refranero popular español y a los clásicos del folclore popular, nos permitimos en este lunes tan caluroso proponerle que analice para su existencia presente ese adagio tan manoseado que dice así: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Lo traemos tan tópicamente a colación al leer la sentencia que este viernes remitió a todos los medios informativos el jefe de prensa del TSJC, Gonzalo Pérez Ponferrada. Se trata de una resolución de la Audiencia Provincial de Las Palmas por la que se ratifica una sentencia anterior de un juzgado de Primera Instancia (el 16) que en julio de 2009 condenaba al periodista Francisco Javier Chavanel a 15.000 euros por una intromisión ilegítima en el honor del juez Javier Varona. Éste había interpuesto la correspondiente demanda después de que un alma caritativa la avisara que el director de 7.7 Radio había proferido contra él un durísimo ataque tras conocerse un auto en el que se daba la razón al Gobierno en el caso Tebeto. Aquel auto fue providencial, porque frenó las ansias de José Manuel Soria (y del propio Chavanel) tendentes a que el empresario Rafael Bittini cobrara rapidito aquellos 103 millones de euros que una llamativa sentencia del magistrado Gómez Cáceres había fijado como indemnización por la pérdida de derechos en la famosa montaña majorera. Pero volvamos a la sentencia y a las barbas de don Pepito.