Ya les hemos comentado aquí en varias ocasiones el papelón que le ha tocado desempeñar a Fernando Bañolas como consejero de Sanidad en sustitución de Mercedes Roldós. Con su instinto por un lado y los servicios jurídicos por el otro, a este médico ex alcalde de Guía el cuerpo le pide anular el concurso por completo, volver a convocarlo con las bases que propusieron los funcionarios y dedicarse a hacer política, que ese marrón no estaba en el guión de este final de legislatura. Pero los servicios jurídicos del Gobierno, controlados por José Miguel Ruano, le piden prudencia no vaya a ser que en una precipitación el correoso Javier Artiles gane un pleito contencioso-administrativo en los tribunales (aunque pierda otro penal cuatro o cinco años más tarde). Ruano no quiere tener un problema con Soria, al que defiende apasionadamente en todos los foros, como defiende a Lourdes Quesada, y ha pedido a los servicios jurídicos, de la manera más cariñosa de la que es capaz, que se tomen el asunto de la hemodiálisis con sumo interés. Por eso Bañolas habla de retrotraer el concurso a no se sabe muy bien qué momento administrativo, cuando cualquier solución que no sea empezar por las bases de la convocatoria estaría condenada a ratificar a Lifeblood por órdenes de la superioridad. Pero con esa salida que le proponen lavarían la cara al concurso ante la opinión pública.