Bueno, ahí la tienen marcada: la hoja de ruta de la parte gobernante del Partido Popular en Gran Canaria está ya bien clara. Si hace unos años fue su presidente interestelar, José Manuel Soria, quien plantificó en la Fuente Luminosa la bandera de Gran Canaria a todo trapo, ahora es su adversario interno número uno, José Miguel Bravo de La Laguna, quien la agita como la mejor fórmula para hacerse un hueco en la cada vez más ridículamente ajena polítiquería canaria y estatal. El presidente del Cabildo de Gran Canaria no solo no desiste de mantener viva en los medios de comunicación locales de papel de toda la vida su campaña institucional Por Gran Canaria, Sí Podemos -vaya con Obama, si cobrara derechos de autor- sino que ya da el paso al frente y acusa al Gobierno de Canarias de lo de siempre cuando no se gobierna en el Gobierno de Canarias: ejecutar una política encaminada a convertir a Tenerife en La Isla y al resto del archipiélago en sus satélites. Pues bueno, nada nuevo descubre Bravo, salvo los dos siglos de peñazo y vergüenza oligopartitocráticas con que han deleitado los poderes de cada isla capitalina a sus masas hambrientas, cuanto más hambrientas, más deleitadas, y un pizco más de evidencia de que, si uno se mete a levantar el isloteñismo como enemigo exterior, salvo el eco agradecidísimo de quienes cobran puntualmente por dar publicidad a ese tipo de mensajes, como mucho se puede encontrar en la piel de Carlos Alonso, frente a frente con la masa consciente y conectada el otro día con el pues por ahí, no en el Tenerife Lan Party. Porque sí, porque puede que Gran Canaria tenga razones de peso para protestar por cómo le va en la vida, oiga, porque no es de recibo que no haya ya ni Fase IV de la Circunvalación ni carretera de La Aldea ni una lanzadera espacial en el Roque Nublo, ni heredero al trono de la Cueva Pintada de Larry, pero cuando Gran Canaria dice no, a lo bravo, también tendrá que decirlo por los 20 años, menos dos, que ha estado gobernada desde el Gobierno de Canarias por el PP en comandita con CC. A no ser que sean los malos malones del PSOE de José Miguel Pérez quienes tengan un plan judeomasónico para hundir a Gran Canaria de un tiempo a esta parte...