El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Bravo progresa adecuadamente
Parecía imposible, pero nada se antepone entre el presidente del Cabildo de Gran Canaria y la apoteosis de la necedad. Tras una semana en la que solo le faltó a José Miguel Bravo de Laguna inmolarse a lo bonzo a las puertas del viejo Estadio Insular, el remate al mes de julio lo puso este lunes incorporando a otro tránsfuga al grupo de gobierno. La verdad es que la pirueta de Antonio Hernández Lobo se veía venir, estuvo casi cantada desde el momento mismo en que se produjo aquella temprana ruptura del pacto entre el PP y la coalición CC-CCN. Las circunstancias habían dejado a Lobo colgado literalmente de la brocha, habiendo renunciado a su acta de concejal en Telde y con sus flamantes asesores nombrados y mandando a imprenta las tarjetas de visita. Y nunca lo superó. Ha pasado un año como un alma en pena, arreglando los papeles como si se fuera a marchar de este mundo: absteniéndose en el Cabildo cuando tocaba votar en contra; abandonando la dirección de CC en la ciudad de los Faycanes, escondiéndose de sus superiores orgánicos, y escabulléndose del último pleno del Cabildo, el celebrado este pasado viernes. Hasta que se ha consumado su trasmutación en nacionalista de CC en nacionalista pegado al CCN, a su vez incrustado en el PP, a mayor gloria del transfuguismo y del calorcito que proporciona el pesebre. Una pérdida muy dolorosa para la política porque, con la que está cayendo, los tránsfugas serán los primeros en ser repudiados.
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