A lo largo de hora y media larga de conversación de este Soriagate, se aprecia a un vicepresidente del Gobierno que actúa como poli bueno ante un amedrentado denunciante que se confiesa votante del PP tras relatar que su mujer, “de Fachadolid”, es ultraderechista. El pobre Cambreleng pone a caer de un burro a muchas personas, entre otras a Jorge Rodríguez, ex portavoz parlamentario del PP, y a los directivos de Canarias7, a los que señala como preocupados exclusivamente por despedir a uno de sus trabajadores, presuntamente relacionado con la trama de Grupo Europa. No escapan de la escabechina incluso periodistas de CANARIAS AHORA, de los que se comenta su interés por la información relativa a este caso de corrupción y la gestión que hacen de la misma. Soria pregunta y pregunta por Carlos Sosa, pero lo más que obtiene es que estaba al corriente de lo que investigaba su redactor-jefe, Alexis González. Todo dirigido a que quedara registrado lo que se decía y sin que Cambreleng supiera que se le estaba grabando. Primera prueba prefabricada.