Insistimos en que son sus propias palabras, su propio relato, su propia definición de los personajes en presencia y su propia lengua. No añadimos nada porque no deja atrás ni un solo detalle. Este es el remate de su relato: “Al final [Juan Francisco García] me dijo: Tenía razón. Me fui yo. Entre vómito y vómito. En las negociaciones posteriores también escuché de todo. Radio Atlántico estuvo en mi poder varios días. Después, tras una reunión de Germán Suárez y García González con José Carlos Mauricio en Canarias7, decidieron retirar la oferta, no fuera a ser que me dedicase, de nuevo, a seguir radiografiando la verdad de lo que pasaba. Fueron unas negociaciones intensas y largas, donde cada uno de los personajes que intervino quedó retratado [¿a qué nos suena esto de 'retratado'?]. Mientras Germán Suárez y Ángel Luis Tadeo, mis otros dos socios en Radio Atlántico, hicieron todo lo posible en resolver el entuerto o, al menos, en aminorar su alcance, con esfuerzos personales que no olvidaré, y que agradezco, García González, el hombre querellado por presunto quebranto patrimonial en la Caja, el mismo hombre que había dicho tan sólo unos meses antes en un montón de foros públicos que me estaría agradecido toda la vida, se portó con el rastrerismo propio de un malnacido. Durante la negociación y después de la negociación. Al parecer, el cacique no podía tolerar que su principal lugarteniente se emancipara, le dijera hasta aquí hemos llegado, decidiera abandonarlo en el paraíso de la mezquindad a su suerte”.