Pasada la natural euforia del resultado y agotándose los pasteles de los fastos, empiezan a acumularse los problemas de diversa índole a Juan José Cardona, de modo que, cumplidos los cien días de gracia, es probable que dejen de llamarle Cardoman para dirigirse a él como excelentísimo señor alcalde, mire a ver. A la huelga del personal del servicio de limpieza, hay que sumar la exclusión del profesional autónomo inicialmente contratado para las tareas de protocolo. Ese profesional transitorio tuvo a su cargo el desarrollo de los actos de constitución de la Corporación, la lectura del pregón y la entrega de honores y distinciones en el auditorio Alfredo Kraus. Se esmeró el hombre para digerir los caprichos de algunos y algunas, y resolvió de manera satisfactoria algunos errores propios y heredados. Pero terminado el acto del auditorio, se temía lo peor. Y así sucedió: se reunió con el alcalde y se puso punto fin a la efímera relación. Eso sí: con buen rollito y tal.