La otra institución con sede en la capital grancanaria mandada por el PP era este lunes otro hervidero de dimes y diretes, de avisos y prevenciones. El alcalde, Juan José Cardona, se vio obligado a ordenar la emisión de un comunicado conjunto con el Cabildo en el que dejara claro que a él no lo vuelve a trincar su partido en otro renuncio urbanístico. Ya metió la pata hasta el fondo con el caso de las torres del Canódromo, donde por culpa de los compromisos de otros, él puso su firma sobre un planeamiento que le ha acarreado molestos dolores de cabeza y mucho más desprestigio del que otros asuntos le habían infligido. Así que, por mucho que Bravo, o el mismísimo Soria (que no es el caso), le pidan adaptar el planeamiento municipal a cualquier tipo de operación no prevista en la parcela del Estadio Insular, no lo van a encontrar a él de cómplice. Si el comunicado se ajusta a lo que dicen las palabras que lo componen, da la sensación de que el Ayuntamiento se sacude cualquier solución que se aleje demasiado del concurso de ideas que ganaron Casariego y Guerra y que hace primar los usos públicos puros sobre aquellos que tengan un carácter más privativo. Pero como las palabras se las lleva el viento y no están algunos de los actores en presencia en situación de aguantar un pase por la máquina de la verdad, lo mejor es esperar y estar atentos.