Se apaciguan, al menos en apariencia, las aguas en el complejo hospitalario Materno-Insular, de Gran Canaria, una vez se ha reconducido de aquella manera el conflicto abierto por el fugaz cierre del servicio de Cirugía Cardiaca Pedriátrica, una de las decisiones más controvertidas de la era Brígida Mendoza, y miren que se han tomado decisiones difíciles. Lo que sigue flotando en el ambiente es el ansia de venganza desatado por la gerente del Área Sur, María Isabel Gutiérrez, que no tiene muchas ganas de comerse ella solita el marrón de una decisión que fue colectiva, porque podemos calificar de colectivo a la Junta Técnico Asistencial, que aprobó el cierre en su reunión del viernes 2 de noviembre sin que hayan trascendido especiales acaloramientos en tal reunión. Forman parte de esa junta, además de la mentada gerente, el director médico y los representantes de todos los servicios de medicina, de cirugía, de enfermería, etcétera. Fue una decisión propuesta por Gutiérrez alegando motivos económicos, y a nadie sorprendió por la trayectoria absolutamente levantisca de esta profesional, que tiene sublevados a varios servicios de los dos hospitales y muy cabreada a la consejera que la puso en el cargo. La apoteósica marcha atrás, aprobada en la misma Junta en su reunión del martes pasado, la ha llevado a buscar a los voceros que hubieran podido haber contado a la prensa tantas y tantas interioridades del servicio, algunas realmente impublicables. De momento.