Arcadio Díaz Tejera parece tomárselo con calma, incluso con pachorra. Ha desoído algunas indicaciones -por llamarlas en fino- que le requerían que se sometiera a las tiranías de las familias, grupos, subgrupos, tribus y sensibilidades que tanto proliferan en los partidos, el socialista incluido. Así que el hombre se ha puesto a hacer una lista con un criterio claro y su correspondiente orden de cualidades de cada candidatable: ciencia, tirón electoral y enganche con el partido. No quiere colgaderas que no aporten ciencia o votos, ni candidatos que carguen más hacia unas cualidades y nada hacia las demás. Bien es cierto que juega con ventaja respecto a otras instituciones, porque en el caso de tener que gobernar, podrá hacerse un equipo ejecutivo con personas que no sean concejales. Una vez se apruebe la ley de grandes ciudades, por supuesto. Ya veremos las medidas que aplica para atraerse ejecutivos del mundo de la empresa privada, en caso necesario.