El que le hizo el guión al presentador, el nunca bien ponderado Carmelo Rivero, debe regresar a la facultad a repasar el género de la entrevista. No se puede pasar de hablar de una frivolidad como el colegio donde estudiaste para entrar de lleno a preguntar por las vivencias de Melchior con la tormenta Delta. Pero si el entrevistador patinó de tanta baba que inundaba el suelo del plató, las tonterías de los entrevistados rebasaron los límites de lo decente. Soria intentó por todos los medios que no se le notara nada el cabreo que tiene por que su presunto amigo Ricardo Melchior (se insistió mucho en esa inédita amistad) le levantara a Bill Clinton por soberbio. Dijo del ex presidente americano que es un líder mundial. Pero se le fue un poco la mano cuando condenó a los que tratan de sacar rentabilidad política del pleito insular. Impresionante documento.