Según algunos testigos presenciales, José Manuel Soria fue objeto de numerosos improperios por parte de los vecinos, que lo llamaron de todo, incluso corrupto, pero nunca bonito. Dentro del restaurante, uno de los mejores de la zona turística sureña, especializado en pescados, mariscos y arroces, los Soria se encontraron con el empresario Santiago Santana Cazorla, que cenaba en otra mesa. Tras una hora y media de velada, se desplegó ante el restaurante un amplio operativo policial de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía, al frente del cual se encontraba el comisario jefe de Maspalomas, Jarabo. Soria salió del restaurante fuertemente escoltado y abandonó el lugar en un coche policial camuflado entre nuevos insultos de los vecinos.