Que la realidad no te estropee una crucifixión. José Manuel Soria tenía cerrado con Intereconomía un excitante programa la noche de este pasado martes para rajar de arriba abajo a Casimiro Curbelo, y su dimisión no modificó los planes. Nada que objetar, que cada cual hace el programa de televisión que quiere y no vamos a ser nosotros los que nos metamos en la escaleta de El Gato al Agua, uno de los más conspicuos exponentes de la TDT Party tipical spanish cave. Ya saben ustedes que, gracias a la brillante gestión de Rita Martín en Turismo (2007-2010), la cadena Intereconomía tiene reservada para José Manuel Soria una tonelada de programas para que el líder del PP fortalezca su imagen entre los telespectadores de la caverna mediática española, rama peninsular. Y para allá que se fue nuestro hombre nuevamente este martes, pero con una novedosa compañía, la del consejero del PP en el Cabildo de La Gomera Javier Trujillo, una de las más recientes y flamantes incorporaciones a la causa. Ni que decir tiene que se trataba de crucificar a Casimiro Curbelo, del que reclamaron que dimitiera incluso de su cualidad de gomero, sacándole todos los trapos sucios tuvieran o no tuvieran que ver con la política. Y hasta se habló de la grabación de las cámaras de seguridad de la comisaría, cuyo contenido parecía conocer el presidente del PP canario. Resultó verdaderamente enternecedor ver a un ex socialista de toda la vida como Javier Trujillo comparecer en televisión haciendo los coros a Soria, pero más conmovedor fue que en pleno apasionamiento pepero lo llamara “compañero José Manuel”. Como en los viejos tiempos, pero sustituyendo el nombre de Casimiro por el de su nuevo señorito.