Ya saben que la política de juventud del Cabildo de Gran Canaria tiene su eje en la traída de grandes figuras de la música, como el final de gira de Operación Triunfo, Marc Anthony y Shakira. Nada que objetar a los gustos de cada cual, estaría bueno, pero sí al modo de gastar dinero público. Porque si, por poner un ejemplo, Shakira costó un millón de euros y las entradas se vendieron a un pico, quizás fuera necesario que las cuentas estén claras para mejor proveer. De igual manera que sería bueno que se explicara por qué se pretende que el Cabildo pague al Ayuntamiento 120.000 euros por la vía de una factura del hotel Santa Catalina, en lugar del muy transparente método de la subvención finalista. Con lo feo que quedaría eso en una contabilidad oficial cuando venga alguien detrás y levante las alfombras. No nos lo queremos ni imaginar.