Volvió a ponerse descarado José Miguel Ruano, consejero de Presidencia y Justicia, en su numantina defensa de la inocencia de José Manuel Soria en el caso del salmón. No le vamos a quitar a tan insigne consejero y tan catastrófico letrado el gusto de proclamar la inocencia de nadie, por mucho que, por su cargo, esté incompatibilizado para hacerlo. Allá él y allá los jueces, que dejan que se produzcan injerencias tan indecentes. Pero Ruano sólo es parte de una consigna que se ha marcado como prioritaria el Gobierno y las fuerzas que le apoyan: hay que proteger a Soria, taparlo de la intemperie, que por esa rendija se nos puede colar un temporal. Ruano no tiene ni pajolera idea del material que maneja la magistrada Varona, ni cómo lleva sus investigaciones el fiscal Luis del Río. Pero él se ha lanzado a la piscina, como ha hecho también la Mesa del Parlamento.