Las investigaciones judiciales aún vivas en algunos juzgados de Canarias pasan del extremo de ser misterios inescrutables a contarse por las esquinas con pelos y señales. A veces con más señales que pelos, y luego pasa lo que pasa. Pero hoy nos interesan las investigaciones bajo secreto y en manos de jueces que se toman muy en serio esa condición. Ante sumarios así es más que probable que cualquier movimiento sospechoso alrededor de los investigados o de los investigadores dispare todas las alarmas y todas las conjeturas. Así ocurrió esta semana en Lanzarote, donde ante el desembarco de una veintena de guardias civiles se disparó el rumor de que se abría una nueva hijuela del caso Unión y, con ella, nuevas y espectaculares detenciones. Por lo que sabemos hasta el momento, se trata de refuerzos del instituto armado para la seguridad en las fiestas locales, aunque también nos llegan insistentes rumores de una nueva operación contra la corrupción. Ya le andan llamando operación Yate, producto de la unión de las dos primeras sílabas de Yaiza y Teguise, dos de los municipios más sandungueros de la isla. Por cierto, ¿cómo es posible que con el tufo que siempre ha desprendido a jarea tiesa nadie haya husmeado en Teguise?