Nacho González, carismático líder del Centro Canario Nacionalista, ha vuelto a encontrarse con el protagonismo político regional, hasta ahora restringido a sus pintorescas apariciones como concejal de Asuntos Sociales de Santa Cruz en el expirado mandato de Miguel Zerolo. La inclusión de agentes suyos en las listas de Coalición Canaria le ha dado nuevamente la capacidad para presionar allí donde le conviene, lo que ya está provocando los primeros cabreos de sus socios nacionalistas. El CCN es una de esas formaciones en las que pretende pescar tránsfugas José Manuel Soria, que no habla precisamente de oídas cuando insinúa que algún salmonete puede picar. Lo estamos viendo, por ejemplo, en el Cabildo de Gran Canaria, donde desde el lunes 23 conocimos a través de Facebook de la existencia de esa amenaza lanzada por la sucursal grancanaria del invento de rajarse si no se hacía un pacto con Bravo de Laguna en el Cabildo. Acto seguido, desde Santa Cruz, el mismísimo Nacho amenazó con la ruptura si a alguien se le estaba pasando por la cabeza hacer alcalde al socialista Julio Pérez en un pacto con CC, que incluye al CCN, en detrimento de algunos de los dos ganadores de las elecciones (Cristina Tavío y José Manuel Bermúdez). Nada como un rumor para descartar intenciones, porque nadie había planteado hasta entonces (y menos ahora) ese pacto, que hubiera dejado en muy mal lugar al candidato de CC y al mismísimo Paulino. Pero, analicemos los antecedentes del CCN con respecto a las listas más votadas.