Desde que se detectaron los primeros movimientos para censurar a la alcaldesa de Telde, Mari Carmen Castellano, del PP, se puso en marcha la poderosa maquinaria de los hermanos Reyes en el municipio. Les había costado mucho trabajo recuperar el poder en 2011 tras los cuatro años de pacto entre NC y el PSOE, y para ellos no es plan soltarlo antes de que pase el primer año de mandato, cuando todavía andan metidos en la tarea de aparentar que no volverán a hacer lo que hicieron en aquellos aciagos años de 2003 a 2007, cuando la corrupción lo pudrió todo en la ciudad. Los intereses en presencia, sobre todo los urbanísticos -cómo no- tienen a Guillermo Reyes tirando permanentemente de la levita de José Manuel Soria, presidente regional del PP, para entre ambos encontrar la fórmula que frene esa más que previsible censura. Dan por perdido a Pablo Rodríguez, su flamante socio actual, que con la misma disciplina que se tragó un pacto de corruptos, lo romperá el día que se lo ordene Fernando Bañolas, el líder insular de CC. Sólo queda a Reyes y a Soria ir a por la cuarta pata del pacto, Más por Telde, y lo están haciendo de la manera más previsible: o los convencen o los revientan.