Les estamos hablando hoy de los concursos y tirabuzones de la era soriana en el Gobierno de Canarias, que de los más pelotudos de su etapa en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (La Favorita, Isolux, Canódromo...) o en el Cabildo de Gran Canaria (camas de Anfi del Mar-pesca del salmón; caso eólico-qué a gustito estamos en el chalet de Esquivel; la bandera...) les hemos hablado infinidad de veces y no tenemos tiempo para mirar atrás. Son y han sido concursos muy elaborados, muy trabajados desde las bases a las alturas y luego muy festejados en el Real Club de Golf de Gran Canaria, sito en ese privilegiado paraje de Bandama, a cuyo engrandecimiento ha contribuido el presidente del PP de manera muy destacada. Si esos banderines hablasen, si esos hoyos tuvieran indiscretos micrófonos quizás sabríamos mucho más de lo que sabemos de los adjudicatarios de contratos de obras y servicios de la Comunidad Autónoma en estos últimos ocho años. Porque les podemos asegurar que de la lista de afortunados, al menos la mitad patea ese green.