El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Se desmorona otro tótem de la conspiranoica
Malos tiempos para la conspiranoica. Aunque bien mirado, ¿conspirar ahora para qué? Una vez en el poder absoluto el Partido Popular, pendejadas como el ácido bórico encontrado en los trenes de la tragedia del 11-M, las pistolas y los soplos del caso Faisán, la deriva que ha tomado el caso Campeón (¿se acuerdan? ¿Pepiño Blanco investido por Pedrojota de mafioso cuando está a punto de ser desimputado?) se deslían como azucarillo en el café. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha decidido abrir diligencias penales por prevaricación continuada a uno de los oráculos más celebrados del Partido Popular y de la caverna mediática española, la famosa juez Coro Cillán, que reabrió con mucho empeño y aparato eléctrico el asunto del 11-M por indicación directa, o casi, de Pedro J. Ramírez, director de El Mundo. Es una juez facilona, digámoslo así, a la que los funcionarios y los fiscales han descrito en situaciones un tanto embarazosas que han derivado en que algunos se hayan atrevido a bautizarla como la “juez del chupito”. En declaraciones formales ante inspectores del Consejo General del Poder Judicial se ha llegado a decir de ella que ha acudido al juzgado templada como un requinto. Ella, por su parte, niega tener problemas con el alcohol. A la juez Cillán no la van a empurar por el ácido bórico que asumió como propio cuando la caverna mediática creyó descubrir un filón con el que acusar al PSOE de manipular las pruebas del 11-M con el objeto de exonerar a ETA (¿?). No, la han trincado en un asunto más prosaico, cerrarle la discoteca a un señor para beneficiar a otro señor y acabar poniendo a su novio de administrador judicial del pleito. Su novio, un campeón al que habría que estar ya pensando en empurar por imprudencia temeraria. Así se escribe la historia de las historias de las que se agarra la derecha para montar un cirio cuando está en la oposición.
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