Llama poderosamente la atención el esfuerzo de Soria y algunos de sus más aventajados discípulos por bramar cada día en favor de la desaparición de la Televisión Canaria, o en el mejor de los casos (para ellos) de su privatización, a ser posible en dirección a las manos de un empresario amigo. Alegan el coste de TVC sin poner al otro lado de la balanza el que tiene Televisión Española en Canarias para la prestación de un servicio público que en algunos casos flojea bastante y que queda casi siempre muy alejado de las coberturas que, por su propia naturaleza y filosofía, realiza un medio autonómico. Los recortes a que se ha visto obligada la tele canaria, aún insuficientes para el PP, contrastan en ocasiones con despliegues como el que TVE hizo este verano en Gran Canaria, a donde desplazó desde Madrid al equipo de Las Mañanas de la 1 para realizar el programa durante dos meses desde el hotel Lopesan Costa Meloneras. Por el set montado en los jardines del establecimiento pasó la flor y nata del PP local, lo que seguramente sirvió de justificación para el desembolso económico realizado para desplazar desde Madrid y mantener aquí con sus dietas y sus cosas nada menos que a 182 personas. Porque la estatal se trajo a Canarias hasta los gruistas, lo que sin duda ha sido una contribución extraordinaria del medio público a la industria audiovisual local.