El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Se desploma hasta la bandera más plasta
El andar de la perrita ya no engaña a nadie. Basta con pulsar el ambiente más fiel a la derecha de toda la vida para saber que algo se ha roto por mucho tiempo en España. La gobernanza está por los suelos y el común de los mortales no se fía ni de su sombra. La democracia corre el riesgo de reventar por su lado más débil si no aparece encima de la mesa, como en 1932, un nuevo contrato entre los contribuyentes y el Estado. Ya ni de ciudadanos se trata. Porque esta víspera de Consejo de Ministros del Reino, al presidente del BCE le ha dado por incendiar la economía española, que se ha desplomado como un castillo de naipes. Mario Draghi, Palabra de Dios, puede aliviar con un gesto cesáreo la vida de un país, y si la semana pasada dio la cara con el pulgar en alto, ahora ha hecho caer la Bolsa, disparar la prima de riesgo y vaya usted a saber si tumbar la bandera más grande y pesada -40 kilogramos- de España, que no es la de la Plaza del Fuero de Gran Canaria cuando toca Doce de Octubre, sino la que Federico ¡Viva Honduras! Trillo hizo izar hace más de una década en la madrileña Plaza de Colón, por sus santos bemoles. Fueron apenas horas, entre las 12:15 y las 15:00 insulares, justo cuando Draghi la liaba parda -nunca mejor coloreado- y ponía contra las cuerdas, otra vez, a Rajoy. Pero fueron momentos simbólicos, de lo que acarrea dirigir un país con la soga al cuello de esos entes ocultos y lejanos llamados mercados.
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