Esta Pepa Luzardo fue una calamidad para Las Palmas de Gran Canaria y lo sigue siendo ahora para su propio partido. Sin haber logrado lo que pretendía, que era ir de número uno y levantar en 2011 el bastón de mando al grito de ¡Viva la Gran Marina!, ha logrado al menos no quedarse fuera del Ayuntamiento, ni en lugar indigno, lo que le preocupaba cantidad. Porque no es lo mismo ir de número dos de Soria que de Juanjo Cardona, opción esta última que no estaba dispuesta a soportar bajo ningún concepto. Por eso un día, ni corta ni perezosa, encargó un sesudo dossier sobre su compañerito de partido en el que incluyó sabrosonerías como el solar de Pavía o el Canódromo. Con el tal dossier se marchó a Génova, donde contó lo mal que lo iba a pasar el PP en la campaña electoral a poco que los malvados socialistas sacaran estos espantajos. Lo que no contó, la muy cuca, es que en asuntos como esos dos que hemos mencionado, también aparece ella. Y como imputada, mayormente, en el Canódromo, que todavía no ha tocado a Cardona ni los botones de la chaqueta.