Se preguntaba de modo dialéctico este lunes el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero sobre quién es el bonito de cara que restituye el honor de las personas que resultan víctimas de lo que llamó juicios paralelos. Se refería, en aplicación de la particular ley del fonil que emplea su Gobierno, a José Manuel Soria, su vicepresidente, del que dice está siendo sometido a escarnio público por su penosa incursión en la pesca del salmón, marinado con unas camas turísticas a la salud de los amigos Lyng y Santana Cazorla. Nosotros tenemos un ejemplo de cómo su partido, Coalición Canaria, y su socio, el PP, trataron de aniquilar socialmente a un militante socialista de base que, en el momento del asesinato de imagen, era presidente del consejo de administración de este periódico. Les invitamos a que se lean las conclusiones a las que llegó la comisión de investigación de la trama eólica. Y ya que están, lean también el voto particular del PSOE, que precisamente endosa la responsabilidad política a la familia Soria, particularmente a los hermanos Luis y José Manuel.