Recordemos que el ministro Bermejo ha dimitido por haber participado en una cacería de fin de semana sin tener todas las licencias en regla y por haber coincidido en esa montería con el magistrado Baltasar Garzón, que instruye una voluminosa causa en la que hay implicados unos cuantos dirigentes y militantes del Partido Popular. A eso se puede sumar la gestión de la huelga de los jueces, por la que el ex ministro ha recibido duras críticas, tanto dentro como fuera de su partido. Ahí acaban sus errores, sus meteduras de pata o sus salidas de pata de banco. En aplicación de la doctrina Bermejo, cabría colocar la plantilla sobre las actuaciones de unos cuantos políticos españoles que, sin duda, han ido mucho más lejos que el dimisionario ministro. Podríamos empezar por el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial y terminar por el alcalde de Mogán. Pero, vayamos por partes.