Tras el natural receso del verano, que a algunos se les ha pasado en blanco, comienza a prepararse la batalla por el control de la empresa Emalsa, la responsable del ciclo integral del agua en Las Palmas de Gran Canaria. Sacyr, con un grave problema de liquidez, no quiere desprenderse de esa joyita, aún acuciada como está por la deuda. La compañía canaria es una filial en un 33% de Valoriza, y el presidente de Sacyr ha colocado esa participación estratégica sobre la mesa de los bancos acreedores de la constructora, a ver si así. En Emalsa se sienta como representante de Sacyr el presidente de Satocan, Juan Miguel Sanjuan, enfrentado ahora al naranjero murciano Luis del Rivero, justo en momentos tan cruciales. En pocas fechas habrá consejo de Emalsa y la parte oficialista de Sacyr, representada por Pablo Abril Martorell, quiere retrasar la remodelación de ese órgano hasta noviembre o diciembre para neutralizar a Juan Miguel Sanjuan que, al ser consejero de las dos compañías, tendría que abstenerse del consejo de la matriz en el momento de votar la entrega de Valoriza a los bancos. Una marrullería de cuello blanco muy bien dibujada pero con escaso margen de éxito. Al alcalde, Juan José Cardona, parecen haberle ocultado las razones del veto a Sanjuan en el consejo de Emalsa, del mismo modo que le han escamoteado datos de la gestión actual, dirigida por Sacyr, cuyo maestro de ceremonias es Pablo Abril Martorell. Por ejemplo, ¿conoce Cardona el gasto en vehículos de alta gama cuando la concejal de Aguas, Hernández Bento, va en guagua a trabajar? Sacyr tendría interés en descapitalizar Emalsa, llevarla a pérdidas para comprar a bajo precio el 34% del Ayuntamiento y al mismo tiempo presionar al PP para que aumenten las tarifas y vender mejor su participación de Emalsa a los bancos acreedores.