La austeridad va por barrios. No todos los servidores públicos se están apretando el cinturón con igual intensidad, y si no que le pregunten a esas dos tandas de altos cargos que en octubre de 2010 y julio de 2011, con tan solo nueve meses de diferencia, han sido cesados en el Gobierno de Canarias. No tenemos noticia de ninguno que haya tenido el gesto de renunciar a la graciosa indemnización de 6.000 euros con que se premian los servicios prestados. Incluso tenemos en nuestro poder alguna papeleta de liquidación de cargos públicos que han cobrado a pesar de haber sido destinados a otros puestos en las administraciones públicas. Empezamos a explicarnos algunas indignidades protagonizadas por todos aquellos y aquellas que han referido esperar por el cese y los 6.000 euracos antes que marcharse voluntariamente, aun habiéndose quedado como meros objetos decorativos todos estos meses. Ya vamos entendiendo ya el apego de algunos y algunas, que no se despegaban del machito ni con agua caliente, así les miraran con extrañeza cada mañana los demás funcionarios.