Ya les dijimos que con el concurso eólico no se iban a aburrir, y nosotros tampoco. Lo más oscuro, como siempre, lo volvemos a encontrar en los aledaños del Cabildo de Gran Canaria. Desde allí sacaron a concurso terrenos en los barrancos, y pidieron el 6% del valor del bien público, como manda la Ley, más el 15% de la facturación bruta. Y malamente salían las cuentas. Tanto fervor patrio nos tenía conmovidos, la verdad. En el asunto aparece el Consejo Insular de Aguas, que licitaba la concesión en terrenos del dominio público hidráulico. Ahora nos tememos lo peor: ¿pudo alguna empresa aliarse con el Cabildo para tal menester en condiciones distintas a las del oneroso concurso? Seguimos.