Trae cola lo de la medio quiebra de la empresa constructora Hormiga, que ha cargado sobre las espaldas de 25 de sus empleados el marrón con que le ha obsequiado la Consejeria de ITV (Infraestructuras, Transportes y Vivienda, antes Obras Públicas). Dicen profundos conocedores del departamento de Castro Cordobez que el asunto Hormiga se debe a la reciente llegada de una nueva alta funcionaria al departamento apuntada a la “excesiva legalidad” y muy bien relacionada con la Secretaria General Técnica ática. La dama en cuestión, una hormiguita, parece que no cae muy simpática al resto de compañeros, que la consideran muy meritoria, pero en demasía. Mientras, en otros ambientes sorprende el asunto de Hormiga por tratarse de una empresa históricamente “muy metida” en los asuntos de esta ITV, a cuya sombra ha crecido y se ha expandido, desde las reformas iniciales a la construcción de las vpo, pasando por la obra pública en general y al mercado libre de vivienda finalmente. Quizá, cuentan, se metió demasiadas cosas en la boca y, ante cualquier retraso (“la Administración siempre es el peor pagador”), se monta un problema gordo de falta de liquidez.