El rumor va tomando cuerpo. El delicado estado de salud financiera que atraviesa el periódico El Día junto a la provecta edad de su propietario, José Rodríguez Ramírez, y las escasas posibilidades de perpetuar su vocación de destino en lo universal, han reactivado las viejas aspiraciones de poner la cabecera y sus activos en venta. Es un periódico apetecible que seguramente no valga ahora lo que en su día llegó a estar escrito en un talón firmado por el fallecido Antonio Asensio cuando el Grupo Zeta era un emporio, pero hay interesados en al menos escuchar un precio. Desde luego puede interesar a Vocento, embarcado desde hace años en la prensa regional con algunos proyectos de éxito, como El Correo; y puede interesar a Prensa Ibérica, cuya cabecera en la isla, La Opinión de Tenerife, se mantiene a duras penas en pie solamente por tratar de aguantar un día más que la cabecera y el aguante de don Pepito. Dicen en el sector que esa espera se asemeja bastante a la que mantiene Paulino Rivero, que se empeña en permanecer como presidente y como aspirante a repetir solamente por llevar la contraria al faro del tinerfeñismo y vencerle finalmente por agotamiento o ley de vida en la durísima pugna que ambos protagonizan desde que un fatídico concurso de radios dejara a Rodríguez Ramírez sin frecuencias. Prensa Canaria, filial isleña del grupo Moll, no hace una oferta a la espera de que sea el veterano editor independentista quien ponga el precio, pero algunas escaramuzas ha habido estos últimos meses para compartir planta de impresión sin que nada haya fraguado. Un acuerdo con este grupo tiene en su contra el purismo nivariense que, salvo emergencias económicas insuperables, impediría a don Pepito vender ese estandarte a los malditos canariones, por emplear la expresión que más se acerca al sentimiento de repulsa que en don José despiertan los habitantes y negociantes de la isla de enfrente.