Hay que analizar con mucha atención lo ocurrido el viernes en la Ejecutiva de los socialistas canarios. Primera conclusión, por empezar por alguna: Jerónimo Saavedra es sólo un voto, por mucho que todos lo admiren y lo respeten. No quiso que Pilar Grande fuera en la lista y va. Segunda conclusión: Juan Carlos Alemán es el que manda, el número uno indiscutible, el que ha ganado su particular pulso a Gran Canaria, a la que quiere siempre débil, imponiéndole a una candidata con apoyo orgánico y nula proyección social. Tercero: José Miguel Pérez, secretario general de Gran Canaria, no ha sacado adelante a su candidato, Antonio Márquez; puede que salga vivo del meneo, pero sale muy tocado. Juan Carlos Alemán le ha vuelto a engañar, como hace siempre con los dirigentes del socialismo grancanario: “A mí Pilar Grande no me gusta, me parece impresentable; propón a Antonio Márquez de número dos, que yo ya he hablado con Caldera y con Pepe Blanco y no hay problema con la cremallera”. Luego llegó a afirmar que Saavedra le había dado la bendición; nueva mentira: el ex ministro se limitó a decirle que antes que Pilar Grande, cualquiera, pero que prefería a una mujer en el segundo puesto. Alemán, que se ha apoyado nuevamente en Chano Franquis y su gente para que Pilar Grande ganara en la Agrupación Local de Las Palmas, prepara de este modo tan estrambótico el congreso regional de después de les Generales, pero no descarten ustedes que antes caiga José Miguel Pérez. Y que el PSOE en Las Palmas no obtenga el segundo diputado.