La Permanente nacional de CC del lunes será, en cualquier caso, la que marque el rumbo que se va a tomar respecto al PP y al CCN, una vez consumada la traición (o lo que CC llama traición) en el Cabildo de Gran Canaria. En el ambiente se respira ánimo de venganza, pero cualquier dirigente con el que se consulte responde ineludiblemente con la palabra “prudencia”. Son tiempos de tribulaciones y cualquier paso en falso puede tener fatales consecuencias en el electorado, muy sensibilizado en estos momentos con las malas prácticas políticas. Desde luego parece claro que la venganza no sólo se dirigirá contra el CCN, sino especialmente contra el PP, al que responsabilizan del “incendio” que Soria prometió a Paulino Rivero cuando se quedó sin posibilidades de gobernar Canarias. Para el PP se reservan Telde, sin duda, a sabiendas de que pasada la euforia del 20-N, el balance de poder institucional en las islas no se corresponderá con la apabullante demostración de yo me lo como todo que se transmitirá desde Madrid. En cuanto al CCN, la factura será también muy cara. Unos quieren esperar a que el Parlamento apruebe los presupuestos autonómicos, casi concluidos en su fase gubernamental. Otros a que pase el 20-N y sus movimientos sísmicos. Pero lo que nadie pone en duda es que Nacho González tendrá que abandonar tarde o temprano su puesto de portavoz adjunto del Grupo Nacionalista en el Parlamento, y Melchor Núñez, muy a su pesar por haberse opuesto a esta surrealista operación, la Viceconsejería de Políticas Sociales e Inmigración. Caerá también el concejal centrista en Santa Cruz, Fernando Ballesteros. Su recambio probablemente sea Guillermo Guigou, que ya está en nómina del grupo de gobierno.