Los agricultores y ganaderos canarios han estado sufriendo en silencio, como aquello innombrable, durante un buen montón de meses. Se creyeron las palabras de este Gobierno cuando quitó importancia a la no inclusión de los 24 millones de dotación para el régimen de ayudas del POSEI en 2009, y hasta felicitaron públicamente al presidente y a su consejera de Agricultura por “los logros alcanzados”. Vieron una luz de esperanza cuando, en el Consejo de Ministros de octubre pasado, los gobiernos de España y Canarias incluyeron estas ayudas dentro del Plan Canarias. Pero Madrid puso la parte de las perras que le correspondía y el Gobierno de aquí se hizo el sueco por completo. Lo de siempre: de nada valen acuerdos bilaterales si no cumplimos; pasa con el PSOEI y pasa con el Consorcio del Sur, y pasará con todos los convenios con el Estado que supongan desembolso económico. Pero esa paciencia de los agricultores acabó a finales de junio al ver que se acercaba peligrosamente el día 30, fecha en que expiraban los plazos de pago de la mayor parte de las medidas de apoyo a la producción vegetal y de la producción animal. La Consejería de Agricultura había incumplido.