Como había que tener el voto de la herreña Belén Allende, al siempre ocurrente presidente del Grupo Parlamentario de CC, José Miguel González, no se le ocurrió este miércoles cosa mejor que proponer una enmienda transaccional para que en el debate de la proposición de Ley del nuevo catálogo de especies protegidas se introdujera la protección del lagarto del Salmor, entre otras especies que harían de acompañamiento para disimular. La herreña Allende empezó a aplaudir con las orejas, olvidando que el reglamento obliga a que las transaccionales así sean acordadas por unanimidad, y el PSOE se oponía a un apaño así. Por eso, de repente, vuelve a ponerse sobre la mesa el instrumento que jamás debió rechazar el Gobierno, el del decreto. Así, Domingo Berriel va y toma la palabra para decir que a él le parecería razonable que el Gobierno elaborara un decreto que, a su vez, modificara la ley que se aprobaba este miércoles de modo que se introdujera la protección del lagarto herreño. ¿Un decreto, Dominguito? Eso significa que se pondrá en marcha el mecanismo que permitirá a la comunidad científica, a los ecologistas, a las Universidades, a las instancias nacionales e internacionales opinar sobre esa especie y sobre las demás a las que ese decreto afectaría, en tanto en cuanto nacerá para modificar una ley de especies protegidas. O sea, que lo que se trató de impedir que entrara por la puerta, entrará ahora por la ventana. Arrállense un millo, si no es transgénico, claro.