Suena descardamente a pulso al consejero de Deportes, Óscar Hernández (NC), el que le ha planteado el ex gerente del ramo pepero, José María Cabrera, con este nuevo conflicto en el IID. Medio Instituto no se habla con el otro, y la raya que los divide son las filias y las fobias, los favores y los “te espero en el kilómetro 14” generados en su polémica etapa al frente del organismo que presidió José Miguel Álamo (PP) hasta el otro día. La creación de cinco plazas de Grupo C recurridas y pendientes de sentencia fueron consecuencia directa de la amortización de dos plazas de Grupo A con las que Cabrera y su grupo inició su política de acoso y derribo a los licenciados de Educación Física del IID. Que la mano de Cabrera se vislumbra detrás de todo no sólo se refleja en esas filias y fobias, sino en el hecho de que fuera su esposa quien defendiera en el juicio a los cinco Grupo C a los que se ha dado competencias y poder de Grupo A. Y el IID, sin gerente todavía que ausculte tanto contrato menor...