Televisión Canaria sigue ganándose a pulso los calificativos de sectaria, manipuladora, clientelar, atinómica y absurda que mucha gente le cuelga. Basta con repasar sus servicios informativos para darse cuenta hasta dónde está dispuesto este Gobierno a manipular un medio de comunicación público para utilizarlo como instrumento de vergonzosa propaganda partidista. En las rejas del mercadillo de San Mateo aún cuelga una pancarta escrita por los padres de alumnos de un colegio público acusando a periodistas de ese medio de comunicación de haberles espiado en favor del Gobierno contándoles de antemano sus acciones de protesta. El año pasado, antes de la celebración de la Romería del Pino, el director general, a la sazón Daniel Cerdán, dio instrucciones precisas a Alfredo Ayala, producor, y al realizador de Mediareport para que se ninguneara por completo a los representantes políticos del PSOE y de Nueva Canarias. Las instrucciones fueron eficazmente ejecutadas hasta el límite de la obscenidad.