Nuevas y jugosas revelaciones las que nos llegan del mundo del fútbol. Ya habrán leído la primera entrega que publicamos hoy acerca de cómo se montó un tongo con el Universidad y lo que cuentan sus protagonistas. En el lado amarillo, en el de la UD, también se cuecen cosas sabrosas, como el hallazgo de suculentos contratos de la era Luis González indignos de aquello del recorte que decían iban a aplicar. Un muy comercial empleado de alta gama dispone de un contrato de unos 22 kilos de los de antes entre fijos e incentivos, y una cláusula según la cuál si se le rescinde hay que pagarle la totalidad del contrato. Un chollo, pero para el nota, que por cierto, se acaba de mandar a mudar de vacaciones por no se sabe dónde en plena campaña de abonados, algo de su departamento. En lo que llega, terminarán de revisar los contratos negociados por él para la UD y encontrar dónde estaba el beneficio para el club. Mientras, a su mentor, Luis González, hay que regalarle dos butacas VIP del Angulo Arena por arte de su finiquito. Otro que tenía un contrato que ni Beckham.