A lo largo de la entrevista incurre en varias contradicciones el director general de Radiotelevisión Canaria, porque si bien empieza proclamando su deseo de que no se vea a la Canaria “como una televisión politizada” (a él seguramente lo nombró la Santísima Trinidad), en varios pasajes se le escapan mensajes perfectamente teledirigidos y muy políticos, de esos que presumimos son de su consumo cotidiano, ora cuando despacha con González Ortiz, ora cuando lo hace con su equipo directivo, particularmente el de informativos. Así, dice que “una cosa es la política, otra la línea editorial de cualquier medio de comunicación y otra cosa su profesionalidad”, lo que significa que le reconoce a la radio y a la televisión públicas una “línea editorial” que le produce fricciones políticas, a las que termina achacando la decisión sobre el Carnaval de la capital grancanaria. Y vuelve a mentar eso de la “línea editorial” más adelante cuando anuncia que está por nacer. Descartando que un medio público pueda tener línea editorial, entendida ésta en el sentido estricto que se emplea para la empresa periodística, hemos de concluir que a lo que quiso referirse el señor García-Machiñena es al libro de estilo de la redacción, que todavía está por ser parido.