La resignada respuesta de Andrés Chaves llegó este mismo martes en forma de artículo, que el insigne columnista tinerfeño tituló con un escueto y revelador “Hay que tener cuidado”. En él, Chaves asegura que se esfuerza diariamente en “no insultar a nadie, al menos a la usanza medieval”, y se queja de recibir, “sin ningún tipo de freno, los improperios más abominables por la Internet”. Y entra a degüello contra su rival dialéctica: “Es lo que practica, con éxito, a mi pesar, una loca llamada Yaiza Hernández,muy probablemente afectada de tremendo fuego interior, que no se recata en ponerme a parir, con frases desde luego impropias de una señora (si es que no es un macho travestido con nombre guanche), que la sección de Internet de El Día , por despiste, dejó pasar sin ponerle remedio”. Chaves insistió: “Repito que es curioso que yo no insulte a nadie, al menos de una manera consciente, pero que algún lector que debería estar ingresado en un manicomio, a juzgar por lo que vomita, tenga licencia para hacerlo. He recibido las disculpas del responsable de esta sección, disculpas que agradezco y acepto, pero me parece muy grave que, incluso, la desalmada lectora se meta con el director de este periódico, de una manera poco educada, y aparezca el comentario. Aquí falló algo. Como no oculto nada, diré que hoy había escrito un artículo más duro, pero lo he retirado, porque comprendo que el mejor escribano puede hacer un borrón. Yo hago muchos borrones todos los días de mi vida”. ¿Ha habido respuesta a tanta resignación cristiana, a esa profanación de la verdad en un experto en el insulto? Pues sí. Ahí les va.