José Olivares era una persona de la máxima confianza de Arnáiz y del núcleo duro portuario. Se gobernaba solo al frente de Sestiba, tirando el dinero a espuertas a pesar del desquiciante agujero de esa sociedad, participada por la Autoridad Portuaria y por los operadores de La Luz. Olivares tenía un sueldo descomunal y reclamaba en el juicio laboral unos 500.000 euros de finiquito. El juicio se suspendió al sacar Olivares el papelito de Arnáiz en el que el ex presidente portuario se comprometía a subirle su salario anualmente en un 20%. Esas subidas arbitrarias y desproporcionadas, la compra de un vehículo de alta gama mediante el procedimiento de renting y unas letras de peloteo con La Luz Market motivaron el despido de Olivares por parte de Emilio Mayoral.