Dice el PP en el Cabildo que no hay dinero para la cooperación internacional para ayuda al desarrollo porque primero están las necesidades de los grancanarios. Efectivamente, y las necesidades de los grancanarios son, por este orden, una bandera (300.000 euros); los premios de El Mundo (300.000 euros); la partida de publicidad y propaganda (6 millones de euros); la Caperucita Roja en canario (12.000 euros)... Asiéndose a esa teoría, Saluqui Gil, absolutamente entregada a la causa, negó cualquier posibilidad de que el Cabildo grancanario haga aportaciones para la ayuda al desarrollo de los países pobres. No valió siquiera que le recordaran la ley del 98, hecha por Aznar, referida a esta cuestión. Se enrocó y, cuando peor lo tenía, soltó la tontería que faltaba: las anteriores corporaciones dedicaban los dineros a “manicura de los camellos”. No vean cómo se puso Carmelo Ramírez. Y con razón.