Contundente pero correcto, a la par que reivindicativo. Así puede calificarse el discurso de despedida del aún presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), Mario Rodríguez, pronunciado este jueves en el hotel Santa Catalina ante más de trescientas personas que acudieron al tradicional almuerzo navideño de la patronal de la provincia de Las Palmas. No dejó títere con cabeza, pero es cierto que el principal destinatario de sus críticas fue el Gobierno de Canarias, competente en una gran cantidad de materias que el dirigente empresarial desgranó con mucha calma ante la concurrencia. Desde la representación patronal en los puertos hasta la educación, pasando por la regulación de la inmigración, la redacción de leyes, la ecología o el funcionamiento de las administraciones públicas, Rodríguez reclamó para los suyos una mayor cuota de protagonismo. No se libraron de sus críticas ni los jueces y fiscales ni la policía, y llegó a insinuar que con lo que está cayendo, los empresarios tienen la sensación de estar en “libertad vigilada”. Serán algunos, añadimos nosotros.