Basta que unos cuantos propietarios de terrenos costeros salgan beneficiados para que sin rubor alguno el conseguidor de turno saque pecho por encima del Código Penal. Este fin de semana apuntábamos la presencia en torno a la nueva Ley de Costas de dos personajes a los que en la Península se les señala como inspiradores influyentes de la norma aprobada por el Consejo de Ministros: Abel Matutes y José Manuel Soria. Pues bien, el exministro balear y multimillonario empresario de la construcción y del turismo no ha esperado ni medio día para jactarse de sus influencias en el partido de la gaviota. Lo ha dicho este fin de semana en el Diario de Ibiza, la isla que controla de cabo a rabo, en relación al trato excepcional que recoge la ley para Formentera y la vuelta a la titularidad privada de fincas e inmuebles -la mayoría de la familia del expresidente balear Cañellas, cómo no, del PP- afectados por la protección de las salinas y dunas de la pequeña isla mediterránea. “Es una ley en la que yo mismo he trabajo mucho”, asegura el exministro de Asuntos Exteriores de los gobiernos de José María Aznar...ahhh, ¿trabajado mucho, dijo? ¿Y en calidad de qué, señor Matutes? El País señalaba este fin de semana las claves del trabajito hecho por Matutes: la familia del exministro tiene poderosos intereses hoteleros y proyectos de campos de golf cerca de las salinas que han dejado de ser públicas para volver a manos privadas. Ya cayó el primero...