A Fernando Bañolas hay que otorgarle el beneficio de la duda, y sobre todo, el de la inexperiencia. Lo metieron de consejero de Sanidad con el muy torpe propósito de potenciar su imagen y lo que realmente están consiguiendo es colocarlo cada día en bretes infumables. Lejos de tener posibilidades para el lucimiento político, le han encargado ejercer de bombero ante un concurso en el que confluyen factores absolutamente perversos: a) siguen dentro de la consejería los actores principales del conchabo; b) Coalición Canaria los mantuvo por su acreditada profesionalidad (y dos piedras); c) el PP ya no está, pero está, y aunque no esté ni vaya a estar, es coleguita conocedor de muchas entretelas gubernamentales; d) Bañolas no se puede cargar el concurso sin arriesgarse a prevaricar, pero tampoco puede ordenar una investigación que pueda conducir a descubrir un ilícito penal porque se vería forzado a acudir a la Policía o a los tribunales, y ésas son palabras mayores para un Gobierno como este. Todo eso lo sabe el PP y lo está engañando todos los días. El último engaño ha sido decirle que las bases se cambiaron, sí, pero que fue la Mesa de Contratación. Mentira, Bañolas, es mentira.