En rigor podríamos decir que nos encontramos ante esos típicos casos que, en un país del norte, habría supuesto la dimisión del político. Pero aquí, donde somos así, hasta nos hace gracia. Un destacado consejero del PP en el Cabildo de Gran Canaria, vicepresidente por más señas, fue sorprendido este lunes, a la hora del aperitivo, apeándose de su coche oficial en la céntrica calle de Pío XII, a la altura de un conocido asadero de pollos. Tras entrar en el establecimiento, se le vio salir de inmediato portando el consiguiente pollo troceado y su inseparable ración de papas braseadas, con los que se volvió a subir al vehículo oficial. Los más escogidos llamarían al asunto utilización inadecuada de medios públicos, pero dado que aquí ya no pasa nada si no se roba, preferimos calificar el incidente como montarle al coche oficial un pollo y quedarse tan pancho.