El salón Bristol, del hotel Auditorium, el mayor de cuantos tiene a su disposición Spanair en este establecimiento, se hizo pequeño para acoger a todos los familiares de víctimas del accidente. Hubo algunos momentos de tensión, como cuando el teniente coronel recordó que en los últimos atentados de Londres, con muchas menos víctimas mortales, se emplearon quince días en identificarlas a todas. Una mujer preguntó si ese era el plazo que se estaban dando la Guardia Civil y la Policía Nacional, a lo que se le contestó que no. Una pregunta muy delicada también fue contestada a plena satisfacción del auditorio: “A pesar de esas dificultades, ¿nos llevaremos cada uno a nuestros muertos o lo que haya quedado de ellos?” Hubo mucha delicadeza a la hora de explicar las dificultades que entraña reconocer e identificar cadáveres en el estado en que se encuentran los de este accidente. En algunos casos ha habido que acudir a radiografías bucales archivadas en gabinetes odontológicos de Gran Canaria y a la búsqueda de ADN en las islas para encontrar la máxima calidad en la prueba. No habrá otro Yakolev en el JK 5052.